Obedecer por principio, 6 de febrero
Por lo cual, hermanos, tanto más procurad
hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis
jamás. 2 Pedro 1:10. SSJ 43.1
La vida eterna vale más que cualquier sacrificio, y Jesús dijo:
“Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no
puede ser mi discípulo”. Lucas 14:33. El que no hace nada sino que
espera ser impulsado por algún ser sobrenatural, esperará en la inacción y
oscuridad. Dios ha dado su palabra, y habla en un lenguaje inconfundible a su
alma. ¿No es la palabra de su boca suficiente para mostrarle su deber, e
instarlo a que lo haga? SSJ
43.2
Los que se humillan e investigan las Escrituras con oración, para
conocer y hacer la voluntad de Dios, no tendrán dudas de sus obligaciones para
con Dios. Porque “el que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la
doctrina es de Dios”. Juan 7:17. Si usted conoce el misterio de la
piedad, debe seguir la sencilla palabra de verdad, lo sienta o no lo sienta;
tenga emoción o no. Hay que rendir obediencia a partir de un sentido del principio,
y debe practicarse lo correcto bajo todas las circunstancias. Éste es el
carácter que es elegido de Dios para salvación. SSJ
43.3
En la Palabra de Dios se da la prueba de un cristiano genuino.
Dice Jesús: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Juan 14:15. “El que tiene mis mandamientos y
los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y
yo le amaré y me manifestaré a él... El que me ama, mi palabra guardará; y mi
Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no
guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que
me envió”. Juan 14:21, 23, 24. SSJ
43.4
Aquí están las condiciones sobre las cuales cada alma será elegida
para la vida eterna. Su obediencia a los mandamientos de Dios demostrará su
derecho a la herencia con los santos en luz. Dios ha elegido una cierta
excelencia de carácter, y cada uno que, por medio de la gracia de Cristo,
alcance la norma de sus requerimientos, tendrá una entrada abundante al reino
de la gloria.—Christian Education, 117, 118. SSJ
43.5
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