El Espíritu Santo, un guía fiel, 6 de febrero
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo
me vaya; porque si yo no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si
me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio. Juan 16:7, 8. ATO 49.1
Cristo sabía que su anunció [acerca de la venida del Consolador]
era una verdad maravillosa. Se estaba acercando a la terminación de su
ministerio sobre esta tierra, y a la vista de la cruz captaba plenamente la
carga de culpabilidad que debería soportar como Portador del pecado. Sin
embargo, su preocupación mayor era por sus discípulos. Tratando de encontrar
consuelo para ellos, les dijo: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo
me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré”. Juan 16:7. ATO
49.2
El mal se había estado acumulando durante siglos y solamente
podría ser refrenado y resistido por el potente poder del Espíritu Santo, la
tercera persona de la Divinidad, quien vendría no con energía limitada, sino en
la plenitud del poder divino. Debería enfrentar a otro espíritu, porque la
esencia del mal estaba actuando en todas sus formas y era asombroso el
sometimiento del hombre al cautiverio satánico. ATO
49.3
Hoy, corno en los días de Cristo, Satanás gobierna las mentes de
muchos. ¡Oh, que esta obra terrible y temible pueda ser percibida y resistida!
El egoísmo ha pervertido los principios, ha confundido los sentidos y anublado
el juicio. Parece tan extraño que a pesar de toda la luz que ha estado
brillando de la Palabra de Dios, se sostengan ideas tan extrañas, tal
separación del espíritu y la práctica de la verdad... ATO
49.4
Pecados que de vez en cuando fueron señalados, y que el Señor no
considera leves, están presentes ante la puerta de muchos. Si los hombres tan
sólo depusieran su actitud de resistencia al Espíritu Santo, éste, los
convencería de pecado. ¡Qué obra se realizaría! Pero se ha agraviado al
Espíritu de Dios y se ha rechazado la luz... ATO
49.5
No es la voluntad de Dios que alguno perezca, sino que todos
tengan vida eterna. ¡Oh, si pudiera estar segura de que ...mis hermanos captan
lo que los principios puros significan para ellos y para todos aquellos con
quienes se asocian, mi corazón saltaría de gozo!... ATO
49.6
Cada alma que acepta a Jesús como su Salvador personal, anhelará
el privilegio de servir a Dios, y con entusiasmo echará mano de la oportunidad
de mostrar su gratitud dedicando sus capacidades al servicio de Dios.—Carta 8, del 6 de febrero de 1896, dirigida “A
mis hermanos en los Estados Unidos”.* ATO
49.7
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