Amar como Cristo amó, 7 de febrero
En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Juan 13:35. DNC 46.1
Si
deseamos ser verdaderas luces en el mundo, debemos manifestar el espíritu
bondadoso y compasivo de Cristo. Para amar como Cristo amó debemos poner en
práctica el dominio propio. Tenemos que revelar abnegación en todo momento y
lugar. Debemos emplear palabras amables y tener una expresión agradable. Todo
esto no cuesta nada al dador, y sin embargo al pasar deja una deliciosa
fragancia. No es posible estimar la influencia benéfica que esas acciones
ejercen. Son una bendición no solamente para el favorecido, sino también para
el dador; porque se reflejan sobre este último. El amor genuino es un valioso
atributo de origen celestial, que se vuelve más fragante a medida que se
entrega a los demás... DNC 46.2
Dios
desea que sus hijos recuerden que, para glorificarle, deben depositar su afecto
en aquellos que más lo necesitan. No se debe descuidar a ninguna persona con
quien nos relacionemos. No debemos manifestar egoísmo ante nuestros semejantes
por palabra, acción ni con nuestra mirada, sean éstos ricos o pobres, humildes
o poderosos. El amor que dirige palabras bondadosas a unos pocos, pero trata a
otros con frialdad e indiferencia, no es amor, sino egoísmo. Nunca obrará para
el bien de las almas o la gloria de Dios. No debemos concentrar nuestro amor en
uno o dos objetos del mismo. DNC 46.3
Los
que reciben el resplandor de la justicia de Cristo, pero se niegan a
transmitirlo a la vida de los demás, pronto perderán los dulces y esplendorosos
rayos de la gracia celestial, que reservaban egoístamente para prodigarlos
sobre unos pocos... No se debe permitir que el yo reúna unos pocos escogidos
junto a sí, sin dejar nada para los que necesitan más ayuda que nadie. No
debemos reservar nuestro amor para un grupo especial. Quebremos el frasco, y el
aroma saturará toda la casa.*
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