No pregunto nada, 7 de febrero
Por la fe Abrahán, siendo llamado, obedeció
para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a
dónde iba. Hebreos 11:8. CV 44.1
Abrahán se había criado en un ambiente de superstición y
paganismo. Aun la familia de su padre, en la cual se había conservado el
conocimiento de Dios, estaba cediendo a las seductoras influencias que la
rodeaban, “y servían a dioses extraños” (Josué 24:2), en vez de servir a Jehová... CV
44.2
El mensaje de Dios a Abrahán era: “Vete de tu tierra y de tu
parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”... A fin de
que Dios pudiese capacitarlo para su gran obra como depositario de los sagrados
oráculos, Abrahán debía separarse de los compañeros de su niñez... La
obediencia incondicional de Abrahán es una de las más notables evidencias de fe
de toda la Sagrada Escritura... CV
44.3
No fue una prueba ligera la que soportó Abrahán, ni tampoco era
pequeño el sacrificio que se requirió de él. Había fuertes vínculos que le
ataban a su tierra, a sus parientes y a su hogar. Pero no vaciló en obedecer al
llamamiento. Nada preguntó en cuanto a la tierra prometida. No averiguó si era
feraz y el clima saludable, si los campos ofrecían paisajes agradables, o si
habría oportunidad para acumular riquezas. Dios había hablado, y su siervo
debía obedecer; el lugar más feliz de la tierra para él era donde Dios quería
que estuviese. CV
44.4
Muchos continúan siendo probados como lo fue Abrahán... Se les
puede pedir que abandonen una carrera que promete riquezas y honores, que dejen
afables y provechosas amistades, y que se separen de sus parientes, para entrar
en lo que parezca ser sólo un sendero de abnegación, trabajos y sacrificios.
Dios tiene una obra para ellos... ¿Quién está listo para renunciar a los planes
que ha abrigado y a las relaciones familiares en cuanto le llame la
Providencia? ¿Quién aceptará nuevas obligaciones y entrará en campos
inexplorados... ? El que haga esto tiene la fe de Abrahán, y compartirá con él
el “sobremanera alto y eterno peso de gloria”, con el cual no se puede comparar
“lo que en este tiempo se padece”. 2 Corintios 4:17; Romanos 8:18; Historia de los Patriarcas y Profetas, 117-119.* CV
44.5
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