Fortaleza para las naciones, 7 de febrero
Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh
Dios, lo que has hecho para nosotros. Salmos 68:28. HHD 46.1
Sus leyes [de Dios] no eran solamente para la nación judía. Se dio
la ley moral antes de que el pueblo denominado judío viniera a la existencia.
La ley de los Diez Mandamientos era de obligación universal. Los ritos y los
sacrificios fueron ideados para representar el gran sacrificio, el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo, y que cumple los requerimientos de la
justicia divina en lugar del transgresor. HHD
46.2
El Señor no quiere que su pueblo sea exclusivista. Los mensajeros
delegados de Cristo han de proclamar el Evangelio de su gracia a todas las
naciones, las lenguas y los pueblos. Debemos dar a conocer el hecho de que el
gran Abogado está dando audiencia a todo el mundo. La iglesia judía fue llamada
como representante de Dios ante un mundo apóstata, y a fin de cumplir esta
misión el pueblo judío debía mantener su propia existencia como nación distinta
de todos los pueblos idólatras de la tierra. Habían de mantenerse en el mundo
conservando su carácter peculiar y santo. Habían de mantener su propia
espiritualidad realizando lo que Adán y Eva dejaron de hacer: rendir obediencia
a todos los mandamientos de Dios, y en su carácter representar la misericordia,
la bondad, la compasión y el amor de Dios. De este modo habían de estar por
encima de todas las otras naciones en excelencia de carácter; para que por
medio de un pueblo puro y obediente el Señor pudiera manifestar sus ricas
bendiciones. De esta manera se exaltarían en todo el mundo los principios de
las leyes que gobiernan su reino.—Carta 26, 1894. HHD
46.3
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