Gemelos no idénticos, 23 de febrero
Y crecieron los niños, y Esaú
fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que
habitaba en tiendas. Génesis 25:27. CV 60.1
Jacob y Esaú, los hijos gemelos
de Isaac, presentan un contraste sorprendente tanto en su vida como en su
carácter... Esaú se crió deleitándose en la complacencia propia y concentrando
todo su interés en lo presente. Contrario a toda restricción, se deleitaba en
la libertad montaraz de la caza, y desde joven eligió la vida de cazador. Sin
embargo, era el hijo favorito de su padre. El pastor tranquilo y pacífico se
sintió atraído por la osadía y la fuerza de su hijo mayor, que corría sin temor
por montes y desiertos, y volvía con caza para su padre y con relatos
palpitantes de su vida aventurera. CV 60.2
Jacob, reflexivo, aplicado y
cuidadoso, pensando siempre más en el porvenir que en el presente, se
conformaba con vivir en casa, ocupado en cuidar los rebaños y en labrar la
tierra. Su perseverancia paciente, su economía y su previsión eran apreciadas
por su madre. Sus afectos eran profundos y fuertes, y sus gentiles e
infatigables atenciones contribuían mucho más a su felicidad que la amabilidad
bulliciosa y ocasional de Esaú... CV 60.3
Jacob había oído a su madre
referirse a la indicación divina de que él recibiría la primogenitura, y desde
entonces tuvo un deseo indecible de alcanzar los privilegios que ésta confería.
No era la riqueza del padre lo que ansiaba; el objeto de sus anhelos era la primogenitura
espiritual. Tener comunión con Dios, como el justo Abrahán, ofrecer el
sacrificio expiatorio por su familia, ser el progenitor del pueblo escogido y
del Mesías prometido, y heredar las posesiones inmortales que estaban
contenidas en las bendiciones del pacto: éstos eran los honores y prerrogativas
que encendían sus deseos más ardientes... CV 60.4
Pero aunque daba más valor a
las bendiciones eternas que a las temporales, Jacob no tenía todavía un
conocimiento experimental del Dios a quien adoraba. Su corazón no había sido
renovado por la gracia divina. Creía que la promesa respecto a él mismo no se
podría cumplir mientras Esaú poseyera la primogenitura; y constantemente
estudiaba los medios de obtener la bendición que su hermano consideraba de poca
importancia y que para él era tan preciosa. Historia de los Patriarcas y Profetas, 175-177.* CV 60.5
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