El poder de Dios revelado en la naturaleza y en
nosotros, exaltad a Jesús como el creador, 23 de febrero
Porque las cosas invisibles de
él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación
del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no
tienen excusa. Romanos 1:20. EJ 62.1
Al cultivar la tierra, el
trabajador reflexivo descubrirá que se abren ante él tesoros jamás soñados.
Nadie puede tener éxito en los trabajos agrícolas o de la huerta si no presta
atención a las leyes que entrañan. Es necesario estudiar las necesidades
especiales de cada variedad de plantas. Las diversas variedades requieren
terreno y cultivo diferentes, y la condición del éxito es la obediencia a las
leyes que rigen a cada una. EJ 62.2
La atención requerida al
trasplantar, para que no se cambien de lugar ni amontonen siquiera las raíces
más finas, el cuidado de las plantas tiernas, la poda y el riego; la protección
contra la helada de la noche y el sol durante el día, el cuidado de mantener
alejadas las malas hierbas, las enfermedades y las plagas de insectos, el
arreglo de las plantas, no sólo enseñan lecciones importantes en cuanto al
desarrollo del carácter, sino que el trabajo mismo es un medio de desarrollo.
Al desarrollar el cuidado, la paciencia, la atención a los detalles, la
obediencia a la ley, se obtiene una educación esencial. EJ 62.3
El contacto constante con el
misterio de la vida y el encanto de la naturaleza, así como la ternura
necesaria para cuidar esos hermosos objetos de la creación de Dios, tienden a
vivificar la mente y refinar y elevar el carácter, y las lecciones aprendidas
preparan al trabajador para tratar con más éxito con otras mentes.—La Educación, 107-108. EJ 62.4
Las mismas grandes leyes que
guían igualmente a la estrella y al átomo, rigen la vida humana. Las leyes que
gobiernan la acción del corazón para regular la salida de la corriente de vida
al cuerpo, son las leyes de la poderosa Inteligencia que tiene la jurisdicción
del alma. De esa Inteligencia procede toda la vida. Únicamente en armonía con
ella se puede hallar su verdadera esfera de acción. La condición para todos los
objetos de su creación, es la misma: una vida sostenida por la vida que se
recibe de Dios, una vida que esté en armonía con la voluntad del Creador.
Transgredir su ley, física, mental, o moral, significa perder la armonía con el
universo, introducir discordia, anarquía y ruina. EJ 62.5
Toda la naturaleza se ilumina
para aquel que aprende así a interpretar sus enseñanzas; el mundo es un libro
de texto; la vida, una escuela. La unidad del hombre con la naturaleza y con
Dios, el dominio universal de la ley, los resultados de la transgresión, no
pueden dejar de hacer impresión en la mente y modelar el carácter... EJ 62.6
Así como los moradores del Edén
aprendieron de las páginas de la naturaleza, así como Moisés percibió lo que
Dios había escrito en los llanos y las montañas de Arabia, y el niño Jesús en
los cerros de Nazaret, los niños de hoy día también pueden aprender del
Creador. Lo visible ilustra lo invisible. En todas las cosas que hay sobre la
tierra,... desde el océano sin límites hasta la concha más diminuta de la
costa, pueden contemplar la imagen y la inscripción de Dios.—Ibid. 95-96. EJ 62.7
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