Quejándose nuevamente, 29 de marzo
Y toda la congregación de los
hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto. Éxodo 16:2. CV 94.1
Muchos recuerdan a los
israelitas de antaño, y se maravillan de su incredulidad y murmuración,
creyendo que ellos no habrían sido tan ingratos; pero cuando se prueba su fe,
aun en las menores dificultades, no manifiestan más fe o paciencia que los
antiguos israelitas.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 299. CV 94.2
El Señor les había prometido
ser su Dios, hacerlos su pueblo, y guiarlos a una tierra grande y buena; pero
siempre estaban dispuestos a desmayar ante cada obstáculo que encontraban en su
marcha hacia aquel lugar... Olvidaron su amarga servidumbre en Egipto.
Olvidaron las bondades y el poder que Dios había manifestado en su favor al
liberarlos de la esclavitud. Olvidaron cómo sus hijos se habían salvado cuando
el ángel exterminador dio muerte a todos los primogénitos de Egipto. Olvidaron
la gran demostración del poder divino en el mar Rojo. Olvidaron que mientras
ellos habían cruzado con felicidad el sendero abierto especialmente para ellos,
los ejércitos enemigos, al intentar perseguirlos, se habían hundido en las
aguas del mar. Veían y sentían tan sólo las incomodidades y pruebas que estaban
soportando, y en lugar de decir: “Dios ha hecho grandes cosas con nosotros, ya
que habiendo sido esclavos, nos hace una nación grande”, hablaban de las durezas
del camino, y se preguntaban cuándo terminaría su tedioso peregrinaje. CV 94.3
La historia de la vida de
Israel en el desierto fue escrita para beneficio del Israel de Dios hasta el
fin del tiempo. El relato de cómo trató Dios a los peregrinos en todas sus idas
y venidas por el desierto, en su exposición al hambre, a la sed y al cansancio,
y en las destacadas manifestaciones de su poder para aliviarlos, está lleno de
advertencias e instrucciones para su pueblo de todas las edades. Las variadas
experiencias de los hebreos eran una escuela destinada a prepararlos para su
prometido hogar en Canaán. Dios quiere que su pueblo de estos días repase con
corazón humilde y espíritu dócil las pruebas a través de las cuales el Israel
antiguo tuvo que pasar, para que le ayuden en su preparación para la Canaán
celestial.—Ibid. 298, 299.* CV 94.4
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