Dios protege a los suyos, 9 de febrero
No consintió que nadie los
agraviase, y por causa de ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis
ungidos, ni hagáis mal a mis profetas. Salmos 105:14, 15. CV 46.1
Es mediante pruebas estrictas y
reveladoras como Dios disciplina a sus siervos. El ve que algunos tienen
aptitudes que pueden usarse en el progreso de su obra, y los somete a pruebas.
En su providencia, los coloca en situaciones que prueban su carácter, y revelan
defectos y debilidades que estaban ocultos para ellos mismos. Les da la
oportunidad de corregir estos defectos, y de prepararse para su servicio. Les
muestra sus propias debilidades, y les enseña a depender de él; pues él es su
única ayuda y salvaguardia. Así se alcanza su propósito. Son educados,
adiestrados, disciplinados y preparados para cumplir el gran propósito para el
cual recibieron sus capacidades... CV 46.2
Durante su estada en Egipto,
Abrahán dio evidencias de que no estaba libre de la imperfección y la debilidad
humanas. Al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, reveló desconfianza en
el amparo divino, una falta de esa fe y ese valor elevadísimos tan noble y
frecuentemente manifestados en su vida... Razonó que no mentía al presentar a
Sara como su hermana; pues ella era hija de su padre, aunque no de su madre.
Pero este ocultamiento de la verdadera relación que existía entre ellos era un
engaño. Ningún desvío de la estricta integridad puede merecer la aprobación de
Dios. A causa de la falta de fe de Abrahán, Sara se vio en gran peligro. El rey
de Egipto, habiendo oído hablar de su belleza, la hizo llevar a su palacio,
pensando hacerla su esposa. Pero el Señor, en su gran misericordia, protegió a
Sara, enviando plagas sobre la familia real... CV 46.3
La amonestación dada a Faraón
resultó ser una protección para Abrahán en sus relaciones futuras con los
pueblos paganos; pues el asunto no pudo conservarse en secreto. Era evidente
que el Dios a quien Abrahán adoraba protegía a su siervo, y que cualquier daño
que se le hiciese sería vengado. Es asunto peligroso dañar a uno de los hijos
del Rey del cielo. Historia de los Patriarcas y Profetas, 122-124.* CV 46.4
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