El sábado apunta hacia el creador, exaltad a
Jesús como el creador, 8 de febrero
En verdad vosotros guardaréis
mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras
generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Éxodo 31:13. EJ 47.1
El sábado fue dado a la
humanidad entera para conmemorar la obra de la creación. Después de colocar los
fundamentos de la tierra, después de vestir al mundo entero con su manto de
hermosura, y de crear todas las maravillas de la tierra y el mar, el gran Jehová
instituyó el día sábado y lo santificó. Cuando cantaban juntas las estrellas
del alba, y todos los hijos de Dios daban voces de júbilo, el sábado fue
apartado como un monumento divino. Dios santificó y bendijo el día durante el
cual reposó de toda su obra admirable. Y este sábado, santificado por Dios,
debía guardarse como un pacto perpetuo. Era un monumento conmemorativo que
debía perdurar durante todas las edades, hasta el fin de la historia terrenal. EJ 47.2
Dios rescató a los hebreos de
su esclavitud egipcia, y les ordenó observar su sábado, y guardar la ley que
había sido dada en el Edén. Realizó un milagro cada semana, con el fin de
establecer en sus mentes el hecho de que al comienzo del mundo había instituido
su sábado... EJ 47.3
Hay quienes sostienen que el
sábado fue dado únicamente para los judíos; pero Dios nunca dijo esto. Le
confió su sábado a su pueblo Israel como un depósito sagrado; pero el mismo
hecho de que eligiera el desierto de Sinaí, y no Palestina, para proclamar su
ley, revela que su propósito era dársela a toda la humanidad. La ley de los
Diez Mandamientos es tan antigua como la creación. Por lo tanto, la institución
del sábado no tiene ninguna relación especial con los judíos, que no tenga con
todos los demás seres creados. Dios ha hecho que la observancia del sábado sea
obligatoria para todos los seres humanos. “El sábado—se dice claramente—fue
hecho para el hombre”. Por lo tanto, que cada persona que se encuentra en
peligro de ser engañada en este punto escuche la Palabra de Dios en vez de las
aseveraciones humanas. EJ 47.4
En el Edén, Dios le dijo a Adán
acerca del árbol del conocimiento: “El día que de él comieres, ciertamente
morirás”. “Entonces la serpiente dijo a la mujer: no moriréis; sino que sabe
Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como
Dios, sabiendo el bien y el mal”. Génesis 2:17; 3:4-5. Adán obedeció la voz de Satanás que le
hablaba a través de su esposa; le creyó a una voz diferente de la que había
promulgado la ley en el Edén... EJ 47.5
Así como el árbol del conocimiento
constituyó la prueba para la obediencia de Adán, la observancia del cuarto
mandamiento es la prueba que Dios ha establecido para probar la lealtad de todo
su pueblo. La experiencia de Adán seguirá siendo una amonestación para nosotros
mientras el tiempo perdure. Nos advierte que no recibamos ninguna instrucción
de la boca de seres humanos ni de ángeles, que nos aparte una jota o una tilde
de la sagrada ley de Jehová.—The Review and Herald,
30 de agosto de 1898. EJ 47.6
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