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El Cristo Triunfante


La salvación al alcance de todo ser humano, 18 de julio https://ift.tt/zwfCqIR “Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. 2 Pedro 1:10, 11. Aquí está vuestra póliza de seguro de vida. 2 Pedro 1:10. Aquí tenemos las orientaciones con respecto a cómo podemos asegurar una vida que se mide con la vida de Dios... Muchos profesan la religión de Jesucristo, pero no la viven. ¿De qué sirve semejante profesión? Bien podrían haber escrito sus nombres en la arena; ¿cuánto tiempo habría permanecido dicha escritura? La religión de Jesucristo hace de nosotros mejores hombres y mujeres... Cristo vino a nuestro mundo a modelar de nuevo el carácter deformado de la humanidad, que se había degenerado mucho. Dios desea que seamos sus hijos e hijas. El Señor quiere que durante las horas de prueba aquí, podamos ser moldeados por medio de todas las gracias que él nos ha ofrecido de acuerdo a su “divino poder” y “nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida”. Nada nos ha sido retenido que pertenezca a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento de aquel que nos ha llamado a la gloria y a la virtud. Por lo tanto, la rica promesa es que seremos partícipes de la naturaleza divina. Esto, ser partícipes de la naturaleza divina, significa todo para nosotros. ¿Qué victorias tendríamos por delante en esta vida si Cristo no hubiese vencido en el desierto de la tentación en cada punto? Aquí el enemigo lo confrontó con las tres grandes tentaciones con que somos asediados... Cristo había instituido y diseñado el plan por el cual, revestido de humanidad, habría de resistir cada tentación con la que el hombre se habría de enfrentar. El no obraría un milagro a fin de evitar un sufrimiento, sino que soportaría la prueba en cada punto del apetito con que sería probada la familia humana... Si Adán hubiese dependido de las palabras de Dios en vez de prestar oídos a la voz de un extraño, no hubiera violado la ley de Jehová. La tentación ha de venir a cada uno como se presentó a Jesucristo y, ¿cuál es nuestra esperanza? Es posible que seamos heridos con tentaciones, pero podemos vencer, porque Cristo puso el poder moral a nuestro alcance. Todo lo que pertenece a la devoción, todo lo que concierne a la salvación del alma humana, ha de ponerse al alcance de cada ser humano que está sobre la faz de la tierra. No hay excusa para que alguno de nosotros vacile, fracase y no alcance el triunfo, pues Cristo ha dicho: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.—Manuscrito 49, 1894.

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