Crisis en
Israel, 1 de abril
Hicieron becerro en Horeb, se
postraron ante una imagen de fundición. Así cambiaron su gloria por la imagen
de un buey que come hierba. Salmos 106:19, 20. CV 97.1
En ausencia de Moisés, el poder
judicial había sido confiado a Aarón, y una enorme multitud se reunió alrededor
de su tienda para presentarle esta exigencia: “Levántate, haznos dioses que
vayan delante de nosotros; porque a este Moisés... no sabemos qué le haya
acontecido”. La. nube, dijeron ellos... se había posado permanentemente sobre
el monte, y ya no dirigía más su peregrinación... CV 97.2
Para hacer frente a semejante
crisis, hacía falta un hombre de firmeza, decisión, y ánimo imperturbable, un
hombre que considerara el honor de Dios por sobre el favor popular, por sobre
su seguridad personal y su misma vida. Pero el jefe provisorio de Israel no
tenía ese carácter. Aarón reconvino débilmente al pueblo, y su vacilación y
timidez en el momento crítico sólo sirvieron para hacerlos más decididos en su
propósito... Algunos permanecieron fieles en su pacto con Dios; pero la mayor
parte del pueblo se unió a la apostasía... CV 97.3
Aarón temió por su propia
seguridad; y en vez de ponerse noblemente de parte del honor de Dios, cedió a
las demandas de la multitud... Entregaron de buena gana sus adornos, con los
cuales él fundió un becerro semejante a los dioses de Egipto. El pueblo
exclamó: “Israel, éstos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto”.
Con vileza, Aarón permitió este insulto a Jehová. Y fue aún más lejos. Viendo
la satisfacción con que se había recibido el becerro de oro, hizo construir un
altar ante él e hizo proclamar: “Mañana será fiesta a Jehová”. El anunció fue
proclamado por medio de trompetas de compañía en compañía por todo el
campamento... Con el pretexto de celebrar una “fiesta a Jehová”, se entregaron
a la glotonería y la orgía licenciosa. CV 97.4
¡ Cuán a menudo, en nuestros
propios días, se disfraza el amor al placer bajo la “apariencia de piedad”! Una
religión que permita a los hombres, mientras observan los ritos del culto,
dedicarse a la satisfacción del egoísmo o la sensualidad, es tan agradable a
las multitudes actuales como lo fue en los días de Israel. Y hay todavía
Aarones dóciles que, mientras desempeñan cargos de autoridad en la iglesia,
ceden a los deseos de los miembros no consagrados, y así los incitan al pecado. Historia de los Patriarcas y Profetas, 326-328.* CV 97.5
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