El amor cumple la ley, 22 de diciembre
El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Romanos 13:10. CDCD 363.1
El atributo que Cristo aprecia más en el hombre es la caridad (el amor) proveniente de un corazón puro. Este es el fruto que produce el árbol cristiano. “Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios”. 1 Juan 4:7. El Señor Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Juan 13:34, 35. CDCD 363.2
Mientras se manifestaba mediante la columna de nube, habló por medio de Moisés con los hijos de Israel de esta manera: “No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová. Levítico 19:17, 18. “Esto os mando: Que os améis unos a otros”. Juan 15:17. Si somos cristianos de acuerdo con la Biblia, cada cual tendrá un interés tan grande en su hermano obrero como en sí mismo. La obra de impartir el pan de vida a las almas que perecen debiera ser tan obsorbente que mantenga bondadoso y tierno el corazón de los obreros hacia sus colaboradores. Hay que cultivar la cortesía cristiana, hay que educar la mente y el corazón para realizar actos de bondad que manifiesten un interés sin egoísmo por cada compañero de trabajo en la obra. CDCD 363.3
Considérense misioneros, no entre los paganos, sino entre sus propios hermanos. Se necesita mucho tiempo y trabajo para convencer a un alma de la verdad. ¡Cuánto dinero se ha gastado para atraer a hombres y mujeres del pecado a la justicia! ¿Qué ocurre en el cielo cuando se traen almas a la verdad? Hay más gozo en la presencia de los ángeles por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve personas [que se creen] justas y que no necesitan arrepentimiento. Véase Lucas 15:7... CDCD 363.4
Si nos mantenemos en el amor de Dios, rodeará al alma una influencia que será sabor de vida para vida. Tenemos que cuidar a las almas puesto que daremos cuenta de ellas.—Manuscrito 16, del 22 de diciembre de 1892, “Amor por los hermanos”. CDCD 363.5
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