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Dios sabe que es lo mejor, 7 de noviembre Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia a los que en él son ejercitados. Hebreos 12:11. https://ift.tt/3khTV1R Dios sabe qué es lo mejor para nuestro bien. La disciplina particular a que somos sometidos no tiene el propósito de hacer aparecer los rasgos peores y menos apreciables de carácter, sino la humildad y hermosura de Cristo, al desarrollar las preciosas gracias de Cristo. Necesitáis aprender a ser cristianos en la escuela de Cristo. Dios adapta su gracia a las peculiaridades de las necesidades de cada uno. “Bástate mi gracia”. 2 Corintios 12:9. Cuando vuestra carga se haga más pesada, mirad hacia arriba, y mediante la fe aferraos más firmemente de la mano de Jesús, vuestro poderoso ayudador. A medida que las dificultades aumentan alrededor de su pueblo que vive en medio de los peligros de los últimos días, él envía a sus ángeles para que anden todo el día junto a ellos, y los acerquen cada vez más al sangrante costado de Jesús. Y cuando llegan las grandes pruebas, se olvidan las pruebas menores. ... Debéis permanecer puros, leales y firmes, recordando que los rasgos de vuestro carácter quedan registrados en los libros del cielo. ... No hay circunstancia, lugar, dificultad, o privación que nos impida vivir vidas hermosas de fidelidad cristiana y conducta aprobada. ... La victoria no se encuentra rehuyendo las pruebas—librándose de ellas—sino haciéndoles frente heroicamente, soportándolas pacientemente.—Carta 29, 1884, pp. 3, 4. Todos se encontrarán con pruebas. ... Si contempláis a Jesús ... pasaréis por pruebas, y las soportaréis con paciencia, y así os fortaleceréis para soportar la prueba siguiente.—Carta 6, 1893, pp. 2. Es únicamente la estrechez de nuestra visión lo que impide que discernamos la benevolencia de Dios manifestada tanto en la disciplina a que somete a su iglesia, como en las grandes bendiciones que él provee. En todo tiempo de dificultad y confusión, Dios es un refugio seguro para su pueblo. A la sombra de su protección pueden seguir su camino con seguridad. En la aflicción asignada para purificarlos, el poder del Evangelio debe ser su consuelo. Encuentran fortaleza en su palabra perdurable.—Carta 54, 1908, pp. 8.
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