El argumento más poderoso, 7 de noviembre Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve... Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. Isaías 43:11, 12. https://ift.tt/3kaeNYX De sus seguidores genuinos el Señor dice: “Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”. Isaías 43:21. Ellos son mis testigos, mis representantes escogidos en un mundo apóstata... Dios pide nuestra cooperación. Sus demandas son razonables... Cuando tomamos el nombre de Cristo, nos comprometemos a representarlo. Para que seamos leales a nuestro voto, Cristo debe ser formado en nosotros, la esperanza de gloria. La vida diaria debe llegar a ser más y más semejante a la vida de Cristo. Debemos ser cristianos en hecho y en verdad. Cristo no comulga con el fingimiento. El dará la bienvenida a las cortes celestiales sólo a aquéllos cuyo cristianismo sea genuino. La vida de los profesos cristianos que no viven la vida de Cristo es una burla a la religión.—The Review and Herald, 14 de enero de 1904. Dios no nos pide que compremos su favor mediante algún costoso sacrificio. Únicamente pide el servicio de un corazón humilde y contrito que ha aceptado su don gratuito con gozo y gratitud. Quien recibe a Cristo como su Salvador personal es poseedor de la salvación provista por Cristo. Y nunca olvidará que así como recibió gratuitamente, gratuitamente ha de impartir.—Carta 8, 1901. ¿Comprendéis vuestro valor a la vista de Dios? Él dice: Sois colaboradores juntamente conmigo. ¿Estáis permitiendo que vuestra luz brille en rayos claros para un mundo caído? ¿Estáis buscando ejercitar toda facultad y todo poder que Dios os ha dado?—Manuscrito 21, 1895. Un cristiano verdadero y amante es el argumento más poderoso que se puede ofrecer en favor de la verdad de la Biblia.—The Review and Herald, 14 de enero de 1904.
Génesis 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Ezequiel 4:9,11 Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él. Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás
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