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El gran yo soy, 8 de noviembre Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios. Salmos 90:2. https://ift.tt/3mUQ0tD La Palabra de Dios y sus obras contienen el conocimiento acerca de Aquel que vio apropiado revelársenos. Así podemos entender la revelación que El nos dio de sí mismo. Pero debemos estudiar esto con temor y temblor, y con el sentido de nuestra pecaminosidad, no con el deseo de explicar a Dios, sino con el deseo de obtener el conocimiento que nos permitirá servirlo más aceptablemente. Nadie se aventure a tratar de explicar a Dios. Los seres humanos ni siquiera se pueden explicar a sí mismos, y ¿cómo, entonces se atreverán a explicar al Omnisciente? Satanás está listo para darles concepciones falsas acerca de Dios. Para los curiosos traigo el mensaje de que Dios me ha instruido acerca de no dar respuesta a las preguntas de los que inquieren con respecto a cosas que no han sido reveladas. Las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos. Los seres humanos no deben intentar ir más allá de ésto. No debemos tratar de explicar aquello que Dios no ha revelado. Debemos estudiar la revelación que Cristo, el gran Maestro, ha dado del carácter de Dios, para que en espíritu, en palabra y en actos lo representemos ante los que no lo conocen. Con respecto a la personalidad y las prerrogativas de Dios, dónde se encuentra y quién es, son temas que no debemos atrevemos a tocar. Acerca de esto, el silencio es elocuencia. Los que no tienen un conocimiento experimental de Dios son los que se aventuran a especular con respecto a El. Si lo conocieran más, tendrían menos que decir en cuanto a lo que El es. La persona que en la vida diaria tiene una comunión más estrecha con Dios y un conocimiento más profundo acerca de El, es quien se da cuenta más profundamente de la total imposibilidad de que los seres humanos expliquen al Creador... Dios siempre ha sido. Es el gran YO SOY... Es infinito y omnipresente. No tenemos palabras que puedan describir su grandeza y majestad. La enseñanza bíblica acerca de Dios es la única que los seres humanos pueden seguir con seguridad. Debemos regular nuestra fe por un claro: “Así dice el Señor”. El conocimiento de sí mismo que Dios desea que obtengamos por medio de su Palabra, si lo incorporamos a nuestra vida diaria producirá hombres y mujeres fuertes para resistir a mal, y los hará aptos para representarlo. Necesitamos estudiar la sencillez de las enseñanzas de Cristo. Nos presenta la necesidad de orar y de ser humildes. Estas son nuestras salvaguardias contra los razonamientos erróneos con los cuales Satanás quiere desviarnos hacia otros dioses, y aceptar teorías engañosas revestidas por él de vestiduras de luz.—Manuscrito 132, del 8 de noviembre de 1903, “El pueblo escogido de Dios”, escrito durante la crisis panteísta.

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