Una voz de Dios, 9 de julio https://ift.tt/kMzveQ3 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Hechos 17:11. Algunos encuentran que la Palabra de Dios no es interesante. Esto se debe a que han leído durante tanto tiempo las historias hechizantes que se encuentran en la literatura de la actualidad, que ya no encuentran agrado en la lectura de la Palabra de Dios o en los ejercicios religiosos. Esta clase de lectura descalifica la mente para recibir los sólidos principios bíblicos y para ejercer la piedad práctica. Cuando se lee la Biblia con disposición humilde y deseos de aprender, se está en trato con Dios mismo. Los pensamientos expresados, los preceptos especificados, las doctrinas reveladas, son una voz del Dios del cielo. Todos los que hacen su guía de la Palabra de Dios en esta vida actuarán guiados por principios. Los que vacilan, los que visten en forma vanidosa y extravagante, los que complacen el apetito y siguen las inclinaciones naturales, equilibrarán su personalidad al obedecer las enseñanzas de la Palabra de Dios; se dedicarán al deber con una energía inquebrantable y crecerán en fortaleza progresivamente. Tendrán un carácter hermoso, fragante y desprovisto de egoísmo. Recorrerán el camino de la vida y serán aceptados en todas partes entre los que aman la verdad y la justicia.—Manuscrito 6, 1878. El salmista oró: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley”. Salmos 119:18. El Señor lo escuchó, porque David dijo: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Más que la miel a mi boca!”. Salmos 119:103. “Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que la miel, y que la que destila del panal”. Salmos 19:10. Y así como Dios escuchó a David y le contestó, así también nos escuchará y nos contestará, llenando nuestro corazón de gozo y felicidad.—Carta 25, 1903.
Génesis 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Ezequiel 4:9,11 Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él. Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás
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