“Ten cuidado de ti mismo”, 20 de junio https://ift.tt/VKvPaFg Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. 1 Timoteo 4:16. Algunos parecen pensar que es una virtud expresar su descontento por cualquier cosa que otros hagan. Judas, por ejemplo. Cristo le permitió que fuera miembro de la iglesia, a pesar de su carácter codicioso y avaro. Tenía algunas características que podrían haber sido usadas para la gloria de Dios; pero no trató de vencer los defectos de su carácter. Cristo lo soportó mucho y pacientemente. ... Presentó delante de él las mismas lecciones que usó para los otros apóstoles, que lo habrían encarrilado si las hubiera usado correctamente; pero no mantuvo una correcta relación con el Cielo. Cristo conocía su verdadera condición y le dio una oportunidad. Unió a Juan con la iglesia, no porque Juan estuviera por encima de las fragilidades humanas, sino para unirlo con su gran corazón de amor. Si Juan vencía sus defectos de carácter, sería como una luz para la iglesia. Pedro, si corregía sus faltas, heredaría las promesas de Dios. Y Jesús le dijo, después de su resurrección, a pesar de que sólo hacía pocos días que lo había negado: “Pastorea mis ovejas” y “apacienta mis corderos”. Juan 21:16, 15. Ahora podía confiar en Pedro; porque había obtenido una experiencia en las cosas de Dios. Juan aprendió continuamente para imitar la vida de Jesús. ... Lección tras lección dio Cristo a sus discípulos para que pudieran conocer la voluntad del Padre y brillar como luces en el mundo. Juan y Pedro eran hombres en quienes Dios podía confiar, pero Judas no. Ellos recibieron, prestaron atención a las lecciones y ganaron la victoria; pero Judas había fracasado en cada prueba. Veía sus faltas, pero en vez de corregirlas, se vindicaba descubriendo fallas en los que lo rodeaban. ... No podéis obtener fuerza espiritual hablando de los defectos ajenos.—The Review and Herald, 18 de agosto de 1885.
Génesis 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Ezequiel 4:9,11 Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él. Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás
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