Un
mensaje para los muchachos y las niñas, 4 de febrero
Venid,
hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré. Salmos 34:11. AFC
42.5
Cada
niño y joven debiera recordar: “Soy de valor a la vista de Dios; soy comprado
con un precio y soy la propiedad de Jesucristo. Como seguidor de Cristo, he de
practicar sus virtudes para que pueda representar a mi Salvador”. AFC
42.6
Orad
mucho. Mientras trabajáis, elevad vuestro corazón a Dios. Cuando hayáis
confiado a Dios el cuidado de vuestra alma, no vayáis y procedáis
contrariamente a la oración que habéis elevado. Velad tanto como oráis para que
no seáis vencidos por la tentación. Resistid la primera inclinación al mal.
Orad en vuestro corazón: “Jesús, ayúdame; presérvame del mal”, y haced entonces
lo que sabéis que Cristo quiere que hagáis... AFC 43.1
Quizá
preguntéis, como muchos lo hacen, ¿cómo puedo saber que Jesús me recibe y me
ama? ¿Lo sabré por mis sentimientos? No, por la obediencia a su santa Palabra.
Apropiaos de las ricas promesas de Dios. Creed su palabra de que Jesús habita
en vuestro corazón por fe. Por la fe y confianza en Dios podéis tener su paz y
entonces podréis decir: “Sé en quien he creído. Escucharé cada susurro de su
Santo Espíritu”. AFC 43.2
No
hay sino una forma de ganar la victoria. Servid a Dios de todo vuestro corazón
porque lo amáis... Plantad los principios de la verdad en vuestra alma y
revelad a Cristo en vuestro carácter... AFC 43.3
Contemplad
a Jesús constantemente si queréis avanzar paso tras paso por el sendero angosto
preparado para que caminen por él los elegidos del Señor, diciendo en vuestro
corazón: “Busco tu voluntad, oh Dios; sigo tu voluntad; sirvo a tu voluntad;
puedo ir adelante e iré adelante bajo tu dirección”.—Carta 96, 1895. AFC 43.4
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