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Sabbath School


Comentarios Elena G.W https://ift.tt/N6Sl1kP Estemos llenos de esperanza y valor. El desánimo en el servicio del Señor es irracional y pecaminoso. Dios conoce cada una de nuestras necesidades. Él posee la omnipotencia. Puede conceder a sus siervos la medida de eficiencia que necesitan según su situación. Su amor infinito y su compasión no se cansan nunca. A la majestad de la omnipotencia, él une la bondad y la compasión de un tierno pastor. No tenemos por qué temer que él no cumpla sus promesas. Él es la verdad eterna. Jamás cambiará la alianza que ha concertado con aquellos a quienes ama. Las promesas que ha hecho a la iglesia son inquebrantables. Hará de ella un ornamento para siempre, un motivo de gozo de generación en generación. Estudiad el capítulo 41 de Isaías y procurad comprender todo su significado… El que ha escogido a Cristo se ha unido a un poder que ninguna sabiduría ni fuerza humana alguna puede quebrantar. “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia… Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha…”. Isaías 41:10, 13 (Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 46). Dios mismo es la fuente de toda misericordia. Se llama “misericordioso, y piadoso”. No nos trata según lo merecemos. No nos pregunta si somos dignos de su amor; simplemente derrama sobre nosotros las riquezas de su amor para hacernos dignos. No es vengativo. No quiere castigar, sino redimir. Aun la severidad que se ve en sus providencias se manifiesta para salvar a los descarriados. Ansía intensamente aliviar los pesares del hombre y ungir sus heridas con su bálsamo (El discurso maestro de Jesucristo, p. 23) El plan que Dios se propone llevar a cabo hoy mediante su pueblo, es el mismo que deseaba llevar a cabo mediante Israel cuando lo sacó de Egipto. Contemplando la bondad, la misericordia, la justicia y el amor de Dios revelados en la iglesia, el mundo ha de obtener una representación de su carácter. Y cuando la ley de Dios quede así manifestada en su vida, el mundo reconocerá la superioridad de los que aman, temen y sirven a Dios por encima de todos los demás habitantes de la tierra. Los ojos del Señor observan a cada uno de sus hijos; él tiene planes para cada uno de ellos. Él se propone que quienes practiquen sus santos preceptos constituyan un pueblo distinguido. Al pueblo de Dios de este tiempo, tanto como al antiguo Israel, se le aplican las palabras que Moisés escribió por inspiración del Espíritu: “Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra” Deuteronomio 7:6. Ni siquiera estas palabras alcanzan a expresar la grandeza y la gloria de lo que Dios realizará mediante su pueblo. Es necesario que no tan solo a este mundo, sino que al universo entero le sean revelados los principios del reino divino (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 21).

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