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El Cristo Triunfante


Con la ayuda divina podremos vencer a Satanás, 27 de julio https://ift.tt/u5xCAMe “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. 1 Corintios 15:57. Es a un costo inmenso que hemos puesto en terreno ventajoso el hecho de ser liberados de la esclavitud del pecado que provocó la caída de Adán... No podremos entender el valor del alma humana hasta que comprendamos el gran sacrificio que se hizo en el Calvario para redimirla. El pecado de Adán en el Edén sumió a la raza humana en la miseria y la desesperación. Pero en el plan de la salvación, se proporcionó un camino para que todos puedan escapar si cumplen con los requerimientos. En virtud del sacrificio del Hijo de Dios se concedió una segunda prueba. Tenemos una batalla que pelear de la que podemos salir victoriosos por los méritos de la sangre de Cristo. Dios vio que era imposible que por nuestras propias fuerzas lográramos la victoria en la contienda. Desde la Caída la raza humana ha experimentado un debilitamiento en cada generación sucesiva, por lo que sin la ayuda de Cristo no podremos resistir el mal de la intemperancia. Cuán agradecidos debiéramos estar de contar con un Salvador que aceptó deponer las investiduras reales de su manto y su trono para revestir de humanidad su divinidad y llegar a ser un Varón de dolores, experimentado en quebrantos. Cuando Jesús fue bautizado por la mano de Juan... el Espíritu de Dios, como una paloma de oro bruñido, rodeó al precioso Salvador y una voz del cielo dijo: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento”... Después del bautismo de Jesús en el Jordán, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Cristo comenzó la obra de redención en el preciso lugar donde comenzó la ruina [de la raza humana], y el futuro bienestar del mundo depende de la batalla librada por el Príncipe de la vida en el desierto. Gracias a Dios que él salió victorioso en el mismo terreno en que Adán fue derrotado y redimió su desgraciado fracaso. Satanás se retiró del campo de batalla derrotado. Esta victoria nos garantiza que por la ayuda divina podemos salir victoriosos en nuestro conflicto con el enemigo... Satanás consideró que todo poder de este planeta caído estaba en sus manos. Pero en Cristo encontró a alguien capaz de resistir sus tentaciones. Las palabras de Cristo son: “Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”... Ahora la pregunta es, ¿tomaremos ventaja de la situación y saldremos más que vencedores por medio de aquel que nos amó?—Manuscrito 26, 1887.

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