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El Cristo Triunfante


El valor de las almas versus la reputación personal, 14 de junio https://ift.tt/r5mP8k2 “Levántate y vé a Nínive, aquella gran ciudad y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí”. Jonás 1:2. Mediante su siervo Jonás, Dios le envió un mensaje a Nínive... “Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforma a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino... Y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”. Cuando los moradores de Nínive se humillaron delante del Señor y clamaron e imploraron misericordia, el Señor escuchó su clamor: “Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo”. Sin embargo, Jonás reveló que no valoraba a los pobladores de aquella ciudad miserable. Estaba celoso de su reputación y no quería que lo denunciaran como profeta falso... Al ver que el Señor manifestaba su compasión y libraba a esta ciudad que se había corrompido delante de él, Jonás dejó de cooperar con Dios en su propósito de misericordia. No le preocupaban los intereses de ellos. Tampoco lo afligía que pereciera aquella grande muchedumbre que no había sido educada en el bien. Escuchemos su queja: “Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera”. Entonces el Señor le dio a Jonás una lección objetiva: “Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida... Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” En la historia de Nínive hay una lección que se debiera estudiar cuidadosamente... Debes reconocer tu responsabilidad hacia tu prójimo ignorante y que necesita de tu ayuda”.—Manuscrito 164, 1897.

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