Vencedores como él, 29 de mayo https://ift.tt/MdkXxiA Estas cosas os he hablado para que en mítengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33. Satanás lanzó ataques más poderosos contra Cristo que los que nunca lanzara contra nosotros. Del triunfo de Cristo o de él dependían consecuencias mucho más importantes. Si Cristo resistía sus más poderosas tentaciones, y Satanás no podía obtener éxito en su intento de inducirlo a pecar, sabría que había perdido su poder y que finalmente sería castigado con eterna destrucción. Por lo tanto Satanás obró con mucho poder para inducir a Cristo a cometer un acto erróneo, porque entonces obtendría ventaja sobre él... Nunca podéis ser tentados en forma tan decidida y cruel como lo fue nuestro Salvador. Satanás estuvo en su senda en cada momento.—The Youth’s Instructor, abril 1873. ¿Se aferrará el hombre del poder divino, y resistirá con determinación y perseverancia a Satanás, tal como Cristo le ha dado ejemplo en su conflicto con el enemigo en el desierto de la tentación? Dios no puede salvar al hombre contra su voluntad del poder de los artificios de Satanás. El hombre debe obrar con todo su poder humano, ayudado por el poder divino de Cristo, para resistir el yo y vencerlo a toda costa. En resumen, el hombre debe vencer como Cristo venció. Entonces, gracias a la victoria que tiene el privilegio de obtener mediante el todopoderoso nombre de Jesús, puede convertirse en heredero de Dios y coheredero con Jesucristo. Este no sería el caso si Cristo solamente obtuviera la victoria. El hombre debe hacer su parte; debe ganar la victoria por sí mismo, por medio de la fortaleza y la gracia que Cristo le da. Debe ser colaborador de Cristo en la obra de vencer, y entonces participará con él en su gloria.—Testimonies for the Church 4:32, 33.
Génesis 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Ezequiel 4:9,11 Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él. Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás
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