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Reflejemos a Jesús


El efecto de recibir el espíritu, 29 de abril https://ift.tt/iXEBbKO Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido. 1 Corintios 2:12. El Espíritu Santo habilitó a los discípulos para exaltar solamente al Señor, y guió la pluma de los historiadores sagrados, para que el mundo tuviese registradas las palabras y las obras de Cristo. Hoy día este Espíritu está obrando constantemente, tratando de atraer la atención de los hombres al gran sacrificio hecho en la cruz del Calvario, para revelar al mundo el amor de Dios al hombre, y para dar al alma convencida acceso a las promesas de la Escritura. Es el Espíritu el que hace resplanceder en las mentes entenebrecidas los brillantes rayos del Sol de justicia; el que hace arder el corazón de los hombres dentro de sí mismos con la recién despertada comprensión de las verdades de la eternidad; el que presenta a la mente la gran norma de justicia, y convence de pecado; el que inspira fe en el Unico que puede salvar del pecado; el que obra para transformar el carácter retirando los afectos de los hombres de aquellas cosas que son temporales y perecederas, y fijándolos en la herencia eterna. El Espíritu crea de nuevo, refina y santifica a los seres humanos, preparándolos para ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Cuando uno ha quedado completamente despojado del yo, cuando todo falso dios es excluido del alma, el vacío es llenado por el influjo del Espíritu de Cristo. El tal tiene la fe que purifica el alma de la contaminación. Queda conformado con el Espíritu, y obedece a las cosas del Espíritu. No tiene confianza en sí mismo. Para él, Cristo es todo y está en todo. Recibe con mansedumbre la verdad que le es constantemente revelada, y da al Señor toda la gloria, diciendo: “Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu”. 1 Corintios 2:10. El Espíritu revelador también obra en él los frutos de justicia. Cristo está en él, como “fuente de agua que salte para vida eterna”Juan 4:14. El es un sarmiento de la Vid verdadera y produce ricos racimos de fruta para gloria de Dios. ¿Cuál es el carácter del fruto producido? El fruto del Espíritu es “amor”, no odio; “gozo”, no descontento y aflicción; “paz”, no irritación, ansiedad y pruebas fabricadas. Es “paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”. Gálatas 5:22, 23. Los que tienen este Espíritu son fervientes colaboradores con Dios... Hablan palabras de sólido criterio, y del tesoro del corazón sacan cosas puras y sagradas, según el ejemplo de Cristo.—Obreros Evangélicos, 303-305.

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