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Tiene límite lo que los ángeles pueden hacer por nosotros


Tiene límite lo que los ángeles pueden hacer por nosotros, 10 de marzo

“Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo”. Génesis 19:1. CT 78.1
Lot había vivido en casa de Abrahán y se había moldeado tan bien, que manifestaba el mismo espíritu de cortesía que tenía el patriarca. Cuando vinieron a Lot, estos forasteros [los ángeles] se presentaron como otros viajeros, y si Lot no hubiera cultivado un espíritu de cortesía, seguramente habría sido abandonado para que pereciera con los demás habitantes de Sodoma. De no haber sido distraídos por Lot, la perversidad de los habitantes de Sodoma era tan grande que habrían abusado de estos hombres portadores del mensaje. Pero los ángeles de Dios protegieron a Lot de no ser despedazado por la turba que estaba fuera de su puerta. Los hirieron con ceguera para que no pudieran encontrar la puerta. CT 78.2
Después de la exhibición de maldad [de los sodomitas] los ángeles le revelaron a Lot el propósito de su visita. Le dijeron que si tenía hijos o hijas allí los sacara de la ciudad. Permitieron que Lot fuese a sus familiares y les dijera que la ciudad sería destruida y que debían huir. No obstante, toda apelación y advertencia fueron vanas. Se burlaron de lo que calificaron como temores supersticiosos. A fin de cuentas, todo en Sodoma estaba igual que como siempre había sido, y no había evidencia alguna ante sus ojos que los condujera a pensar que habría una destrucción inminente. CT 78.3
Pero el ángel, tan pronto Lot regresó, le dijo que tenía prisa y lo instó a huir de Sodoma. Lot estaba atónito, pensando que debía abandonar su propiedad llevando sólo a su esposa y a sus hijas. Los ángeles los tomaron de la mano y los sacaron de la ciudad. ... Tan pronto estuvieron fuera de la ciudad y en camino a la montaña, el ángel le dijo: “Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura”. La orden fue: “no mires tras ti”... CT 78.4
La esposa de Lot dirigió su vista a la ciudad, [contemplando] lo que allí dejaban; y la maldición divina cayó sobre ella y se convirtió en una estatua de sal... Podemos ver que Lot cometió un error cuando fijó su morada en Sodoma. Allí no sólo perdió sus posesiones, lo perdió todo, excepto a dos de sus hijas. Esta es una lección que deberíamos tomar seriamente. Es posible que haya muchas oportunidades para los hijos de Dios, pero, antes de tomar una decisión, hay que considerar todos los aspectos de la cuestión. La primera pregunta que cada uno se debe hacer es: “¿Qué será de mi alma?”—Manuscrito 19a, 1886. CT 78.5

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