Conexión viviente con el Dios viviente, 17 de
febrero
Porque nosotros somos
colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 1 Corintios 3:9. ATO 60.1
Debemos tener una dependencia
viviente del Dios viviente. Cuando hay una conexión vital con el Dios vivo,
Cristo mora en el corazón mediante una fe viva, y el instrumento humano obra en
armonía con la vida de Cristo. El cambiará nuestra vida y carácter de tal
manera que hablemos las palabras de Cristo y revelemos su carácter. Y si nos
sobrevienen pruebas, no manifestaremos un espíritu rebelde. Estas se nos
presentarán cuando veamos opresión y aspereza, y cuando se coloquen sobre
nosotros cargas que consideramos injustas y nos sintamos tentados a permitir
que se manifieste el yo. ATO 60.2
Dejamos que el yo se yerga,
cuando lo que debemos hacer es colocar las pruebas en el lugar que les
corresponde. ¿Y cuál es ese lugar? Cristo dice a todo el que se siente cargado
y cansado: “Venid a mí”. ¿Para qué? “Aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón”. A pesar de lo abrumador del conflicto a través del cual tengamos que
pasar, si aceptamos la verdad de origen celestial, habrá mansedumbre y humildad
en todo lo que hagamos. Ocúltense en Cristo Jesús. Nuestra vida y carácter
deben estar escondidos con Cristo en Dios, por lo tanto no debemos permitirnos
que cualquier impulso instintivo controle nuestras palabras o acciones, sino
que debemos mantener siempre delante de nosotros el ejemplo del Salvador y
hacer exactamente lo que Jesús habría hecho bajo circunstancias similares. No
debemos ser vengativos. ATO 60.3
Necesitamos comprender
claramente la obra que está delante de nosotros. Es una obra de misericordia,
una obra de amor, una obra semejante a la de Cristo... El dice que un hombre
pudiente partió lejos y a cada uno dio su tarea. El instrumento humano debe
cooperar con el divino. A cada uno se le ha dado una obra y ésta es la de
Cristo. No es la obra del hombre. Este no debe sentir que todo lo que tiene que
hacer es atenderse a sí mismo. No, hay un campo más amplio. Debe ocuparse
“hasta que yo vuelva”. ¿Ocuparse en qué? En ser obrero juntamente con Dios. Por
lo tanto, es de la mayor importancia que comprendamos claramente qué significa
ser obreros juntamente con Dios. ATO 60.4
Debemos estar imbuidos del
Espíritu de Cristo. No debemos trabajar con Dios simplemente sobre la base de
nuestro intelecto o educación. No podemos comprar la gracia de Dios con el
dinero; tampoco podemos comprarla con la elocuencia, ni con el poder de nuestro
intelecto; todo es de Dios... Debemos trabajar usando la mayor sabiduría y
sentido de responsabilidad que tengamos, permitiendo que nuestra luz brille a
través de nosotros sobre los que nos rodean, y al hacerlo estaremos haciendo la
obra de Dios.—Manuscrito 11, del 17 de febrero de 1894; Isaías 58.* ATO 60.5
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