Los buenos hábitos y la salud, 14 de junio Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová. Jeremías 30:17. La mente no se desgasta ni sucumbe tan a menudo por causa del empleo diligente y el estudio constante, como debido a que se comen alimentos inadecuados y en momentos no apropiados, y al descuido de las leyes de la salud... Las horas irregulares para comer y dormir minan las fuerzas mentales. El apóstol Pablo declara que quien quiera tener éxito en su propósito de alcanzar una elevada norma de piedad, debe ser temperante en todas las cosas. El comer, el beber y la vestimenta tienen una influencia directa sobre nuestro progreso espiritual.—The Youth’s Instructor, 31 de mayo de 1894. La salud es una bendición que pocos aprecian... Muchos comen a toda hora sin considerar las leyes de la salud. Entonces la mente se cubre de lobreguez. ¿Cómo puede el hombre ser honrado con iluminación divina cuando es tan descuidado en sus hábitos, tan desatento a la luz que Dios le ha dado con respecto a estas cosas?... La vida es un cometido sagrado que sólo Dios puede capacitarnos para conservar, y para usar en tal forma que lo glorifique. Pero el que formó esta maravillosa estructura del cuerpo, tendrá especial cuidado de mantenerlo en orden si el hombre no interfiere en sus propósitos.—The Review and Herald, 20 de junio de 1912. La salud, la vida y la felicidad son el resultado de la obediencia a las leyes físicas que gobiernan nuestro cuerpo. Si nuestra voluntad y nuestros métodos están en armonía con la voluntad y los métodos de Dios; si hacemos lo que al Creador le place, él mantendrá el organismo humano en buenas condiciones, y restaurará las facultades morales, mentales y físicas, a fin de poder obrar por medio de nosotros para su gloria. Su poder restaurador se mantiene constantemente en nuestro cuerpo. Si cooperamos con él en esta obra, la salud y la felicidad, la paz y la utilidad serán el resultado seguro.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1118.
Los buenos hábitos y la salud, 14 de junio
Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová. Jeremías 30:17. HHD 174.1
La mente no se desgasta ni sucumbe tan a menudo por causa del empleo diligente y el estudio constante, como debido a que se comen alimentos inadecuados y en momentos no apropiados, y al descuido de las leyes de la salud... Las horas irregulares para comer y dormir minan las fuerzas mentales. El apóstol Pablo declara que quien quiera tener éxito en su propósito de alcanzar una elevada norma de piedad, debe ser temperante en todas las cosas. El comer, el beber y la vestimenta tienen una influencia directa sobre nuestro progreso espiritual.—The Youth’s Instructor, 31 de mayo de 1894. HHD 174.2
La salud es una bendición que pocos aprecian... Muchos comen a toda hora sin considerar las leyes de la salud. Entonces la mente se cubre de lobreguez. ¿Cómo puede el hombre ser honrado con iluminación divina cuando es tan descuidado en sus hábitos, tan desatento a la luz que Dios le ha dado con respecto a estas cosas?... La vida es un cometido sagrado que sólo Dios puede capacitarnos para conservar, y para usar en tal forma que lo glorifique. Pero el que formó esta maravillosa estructura del cuerpo, tendrá especial cuidado de mantenerlo en orden si el hombre no interfiere en sus propósitos.—The Review and Herald, 20 de junio de 1912. HHD 174.3
La salud, la vida y la felicidad son el resultado de la obediencia a las leyes físicas que gobiernan nuestro cuerpo. Si nuestra voluntad y nuestros métodos están en armonía con la voluntad y los métodos de Dios; si hacemos lo que al Creador le place, él mantendrá el organismo humano en buenas condiciones, y restaurará las facultades morales, mentales y físicas, a fin de poder obrar por medio de nosotros para su gloria. Su poder restaurador se mantiene constantemente en nuestro cuerpo. Si cooperamos con él en esta obra, la salud y la felicidad, la paz y la utilidad serán el resultado seguro.—The S.D.A. Bible Commentary 1:1118.
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