A través de la naturaleza hacia la naturaleza de Dios, 22 de mayo https://ift.tt/nT5YwFU Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9. Si nuestro corazón fuera suavizado y subyugado por el amor de Dios, se abriría para discernir su misericordia y amante bondad, tal como se nos expresa en cada arbusto y en la profusión de lozanas flores que vemos en el mundo de Dios. La delicada hoja, la brizna de hierba, cada majestuoso árbol, son una expresión del amor de Dios para sus hijos. Nos dicen que Dios ama la belleza. El nos asegura desde el libro de la naturaleza que se deleita en la perfección de la belleza del carácter. Quiere que elevemos la vista de la naturaleza al Dios de la naturaleza, y que nuestro corazón sea arrebatado en amor y afecto por Aquel cuyas obras contemplamos. Dios quiere que las escenas de la naturaleza influyan en los hijos de Dios para que se deleiten en la pura, simple y tranquila belleza con la cual nuestro Padre adorna nuestro hogar terrenal. Jesús nos dice que el rey más poderoso que jamás haya blandido un cetro no podría compararse en su hermoso atavío con las sencillas flores que Dios ha revestido de belleza. Debemos estarnos preparando para las ropas blancas del carácter, a fin de que podamos entrar por las puertas de perla de la ciudad de Dios a la bienaventuranza del cielo. El Apocalipsis nos presenta la escena: fuentes de aguas vivas, ríos que son transparentes como el cristal y proceden del trono de Dios y del Cordero, árboles de viviente verdor que crecen en ambas orillas del río de la vida. En las cosas de la naturaleza, tenemos una mera sombra del original que veremos en su belleza plena en el Paraíso de Dios. Aprendamos las preciosas lecciones que Dios quiere que aprendamos. El que cuida de las sencillas flores, ¿no cuidará mucho más de ti a quien ha creado a su propia imagen?—Manuscrito 20, 1886.
Génesis 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Ezequiel 4:9,11 Y tú toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él. Y beberás el agua por medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás
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